domingo, 23 de junio de 2013

Platon - Resumen de su pensamiento


Aqui os traemos un resumen del pensamiento de ese gran filosofo que fue Platon :


I. LA TEORIA DE LAS IDEAS Y LA ONTOLOGÍA PLATÓNICA  

I. 1. El dualismo ontológico

     La  teoría  de  las Ideas es  el núcleo central  de la filosofía platónica: ontológicamente las Ideas son los únicos objetos verdaderamente reales; epistemológicamente son  los objetos  del  conocimiento auténticamente tal;  desde el  punto de  vista de  la  moral y político,  son el fundamento de la  conducta justa,  y antropológicamente  están  a  la  base  del dualismo platónico y le permiten incluso la demostración de la  inmortalidad del  alma.
      Platón  defendió  un claro dualismo ontológico, creyendo en la  existencia  de  dos  tipos de realidad o tipos de mundos:  el mundo sensible y el mundo inteligible o  mundo de las Ideas. El Mundo Sensible consta de  realidades  particulares,  en  él  que  se  da  la multiplicidad,  el  cambio,  la  generación  y la destrucción; es el conjunto de cosas perceptibles por  los sentidos,  cosas materiales, temporales y espaciales. Por su parte, el Mundo Inteligible consta de realidades universales, en él se da la unidad; es el mundo de las  Ideas (o "Formas"). Las Ideas no están sometidas a cambio, son eternas, invisibles, no materiales, atemporales y aespaciales. Se conocen por la razón. Es la auténtica realidad. Las Ideas  o Formas no son conceptos o sucesos  psíquicos,  algo  que  exista  en  la  mente;  son  entidades extramentales,  con entidad objetiva  e independiente  del  hombre. Las Ideas son causas  de  las cosas:  aunque  ellas sean  el auténtico ser, Platón, a diferencia de Parménides, no negará toda realidad a lo que se da  a los sentidos  (mundo   sensible);  lo sensible,  aunque ontológicamente inferior  a las Ideas,  poseerá también cierto tipo de ser, y éste le vendrá dado por la  imitación o participación de  las Formas.  La tarea del Demiurgo será precisamente  hacer que la  materia informe, existente desde siempre, tome rasgos semejantes a las Ideas.

        El mundo de las Ideas está ordenado jerárquicamente pues hay distintos tipos de Ideas y no todas son valoradas del mismo modo. La lógica interna de los argumentos que utiliza para la defensa de las Ideas tendría que llevarle  a  mantener  que  hay  Ideas  de todos aquellos términos  lingüísticos  de los cuales podamos  encontrar algún  ejemplo,  es decir,  de  todos  los  términos  universales: "justicia",  "bien", "hombre"; pero también "mesa", "pelo", "barro", etc. A pesar de ello,  la población  de las Ideas postulada por Platón queda bastante limitada a causa de consideraciones  valorativas. Géneros de Ideas que se incluyen en el mundo inteligible: Idea de Bien, otras Ideas morales (Justicia, Virtud, etc.); Ideas estéticas (especialmente la de Belleza), Ideas de Multiplicidad, Unidad, Identidad, Diferencia, Ser,  No Ser,. Ideas matemáticas y otras Ideas (Idea de Hombre, etc.).  Platón sitúa a la Idea de Bien  en la cúspide de ese mundo; a  veces la identifica con la Idea de Belleza e, incluso, con  Dios. La Idea de Bien causa lo real pues la conducta humana se hace con vista a ella y todo  lo  real  tiende a  ella (finalidad intrínseca en la naturaleza).  

    
I. 2. Argumentos platónicos para la defensa de la Teoría de las Ideas

       Esencia de esta teoría: existen ciertas entidades independientes y  diferentes de las cosas del mundo sensible y que  sólo pueden pensarse  como absolutas, inmutables y universales.

a)  La crítica al conocimiento sensible  en el dialogo "Teetetes": Platón mostrará que el conocimiento sensible no puede dar lugar a evidencias,  que la aceptación de dicho conocimiento conduce al relativismo y  que  el  relativismo  es  absurdo (crítica al movimiento sofista).   El  argumento  se completa mostrando que tenemos conocimientos que no se basan en los sentidos. Conclusión: no es posible la ciencia (conocimiento estricto) utilizando la sensación como  criterio de verdad,  no podemos tener ciencia  de lo que aparece a los sentidos (del mundo  sensible).  La  ciencia se ha de basar en el  uso de la razón,  que se  referirá a la naturaleza  de las cosas, a la esencia ("Ideas", en términos platónicos).            

b)  El uso del lenguaje  y el  problema   de   la  referencia  de  los términos universales. Términos  lingüísticos como los nombres comunes  ("mesa"), adjetivos ("bueno") y los sustantivos abstractos  (“belleza") términos de los que se puede mostrar algún ejemplo, inducen a pensar en entidades distintas a las  individuales.  El referente de los nombres propios ("Sócrates", "Napoleón") es una  entidad individual; pero  tenemos ciertos problemas para pensar  en los  referentes  de  aquellos  otros  términos (los nombres comunes, adjetivos y sustantivos abstractos, a los que podemos llamar términos UNIVERSALES,  puesto  que  pueden  utilizarse  para  referirse a una  pluralidad de  objetos).  Por  ello Platón mantendrá que deben existir unas entidades que sean  el  correlato de  los  términos  universales y distintas de los individuos: lo Verde, sería el correlato de "verde",  la Bondad de "bondad",  la Belleza  de "bello", la Verdad  de "verdad"; a las entidades correlato de los términos universales  Platón las llama Ideas o Formas.

c) La posibilidad del conocimiento científico: la ciencia estricta no puede hacerse de lo que cambia continuamente, las cosas sensibles están en continuo cambio, luego la ciencia no se puede referir a las cosas sensibles sino a  entidades que no cambian.  La segunda premisa muestra una clara afinidad con Parménides y con Heráclito: lo dado a  los sentidos es un mundo sometido continuamente al cambio, a la mutación.  En cuanto a la primera premisa: debemos pensar en algo permanente en los objetos si  queremos que nuestras  proposiciones  referidas a  ellos sean siempre verdaderas. ¿Hay un conocimiento que siempre sea  verdadero?  Si poseyésemos  tal conocimiento  deberíamos  pensar que en  el mundo hay cosas que no cambian, y nuestro conocimiento versaría acerca de ellas. Platón creerá que la MATEMATICA reúne esas condiciones. La  ciencia  que  busca  será  aquella  que, como la  matemática, usa  la razón y posee aquel tipo de universalidad; creerá que es posible un saber análogo, e incluso superior,  en  ámbitos de lo real  distintos al  matemático; y ambas disciplinas (la matemática y ese saber superior que denominará "dialéctica") serán conocimiento estricto precisamente por referirse a entidades inmutables. A dichas entidades las llamará Platón "Ideas".

II. EL MITO DE LA CAVERNA, COMPENDIO DE LA FILOSOFÍA PLATÓNICA

       En el libro VII de “República”, Platón presenta su mito más importante y conocido, el mito de la caverna. Platón dice expresamente que el mito quiere ser una metáfora “de nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación”, es decir, sirve para ilustrar cuestiones relativas a la teoría del conocimiento. Pero tiene también claras implicaciones en otros dominios de la filosofía como la ontología, la antropología e incluso la política y la ética; algunos intérpretes han visto en él incluso implicaciones religiosas.  El mito describe nuestra situación respecto del conocimiento: al igual que los prisioneros de la caverna que sólo ven las sombras de los objetos, nosotros vivimos en la ignorancia cuando nuestras preocupaciones se refieren al mundo que se ofrece a los sentidos. Sólo la filosofía puede liberarnos y permitirnos salir de la caverna al mundo verdadero o Mundo de las Ideas.

         Nos pide Platón imaginar que nosotros somos como unos prisioneros que habitan una caverna subterránea. Estos prisioneros desde niños están encadenados e inmóviles de tal modo que sólo pueden mirar y ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos y en un plano más elevado hay un fuego que la ilumina; entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto al borde del cual se encuentra una pared o tabique, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima de él, los muñecos. Por el camino desfilan unos individuos, algunos de los cuales hablan, portando unas esculturas que representan distintos objetos (animales, árboles, objetos artificiales...). Dado que entre los individuos que pasean por el camino y los prisioneros se encuentra la pared, sobre el fondo sólo se proyectan las sombras de los objetos portados por dichos individuos. En esta situación los prisioneros creerían que las sombras que ven y el eco de las voces que oyen son la realidad.
Señala Platón que el prisionero liberado va poco a poco descubriendo niveles de realidad cada vez más auténticos: primero miraría los objetos del interior de la caverna y la luz del fuego presente en ella, después saldría al exterior de la caverna y vería primero las sombras de los objetos, después los reflejos de los objetos en el agua  y luego los objetos mismos. Finalmente percibiría el Sol, concluyendo que es lo que produce las estaciones y los años, gobierna todo el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto. Al recordar su antigua morada, la sabiduría allí existente y a sus compa­ñeros de cautiverio, se sentiría feliz y los compadecería; esa vida le parecería insoportable. Pero a pesar de todo, regresaría al mundo subterráneo y aunque pudiera perder la vida en el intento por mostrarse al principio torpe en ese mundo de las sombras y provocar las risas y el desprecio de sus compañeros, bajaría para ayudarles en su liberación.

        Platón nos da las principales claves para la interpretación del mito: debemos comparar la región visible con la morada-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del Sol. El ascenso y contemplación de las cosas exteriores (metáfora del Mundo de las Ideas) es semejante al camino del alma hacia el ámbito inteligible. Señala también que el objeto último y más difícil de alcanzar del mundo cognoscible es la Idea del Bien (simbolizado en el mito con el Sol, último objeto percibido por el prisionero liberado), causa de todas las cosas rectas y bellas; en el mundo visible ha engendrado la luz y al Sol, y en el ámbito inteligible es la productora de la verdad y de la inteligencia; es la realidad que es necesario ver para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.  

III. LA TEORÍA DE LAS IDEAS Y LA EPISTEMOLOGÍA PLATÓNICA

En Platón la posibilidad del conocimiento estricto tiene como fundamento su teoría de las Ideas, que divide lo real en dos ámbitos ontológicamente distintos y a los que le corresponderá saberes muy distintos: la ciencia, se ocupa de las Ideas, lo permanente, y la opinión, o conocimiento del mundo sensible, de lo que está sometido a generación y corrupción, y se divide en creencia (referida a los animales, plantas y cosas fabricadas) y conjetura (referida a las "sombras" y reflejos). En la CIENCIA, distingue Platón el pensamiento discursivo y la dialéctica. El primero se identifica con la matemática, que, a pesar de su valor, posee dos deficiencias: el uso de signos sensibles y el apoyarse en hipótesis: el matemático no reflexiona sobre el ser de los objetos con los que trata (los números, p. ej.). La dialéctica es el conocimiento superior, se refiere al Mundo de las Ideas, a lo inmutable y universal, lo eterno, y se identifica con la filosofía. Platón la concibe de dos modos: como método racional que no usa de signos sensibles, pues emplea sólo la razón, ni descansa en "hipótesis", pues intenta prescindir de todo supuesto; la filosofía (= dialéctica) es el saber más reflexivo, el saber que no deja ninguna cuestión sin examen o evaluación; el objetivo de la dialéctica es descubrir las relaciones existentes entre las Ideas. La auténtica filosofía es "una ascensión al ser": el filósofo (el dialéctico) debe “ascender” del mundo sensible al Mundo Inteligible o de las Ideas y en éstas a la Idea del Bien, fundamento del ser y de la inteligibilidad de las Ideas y de todo lo real. Pero Platón también entiende la dialéctica como impulso erótico: el filósofo ascenderá desde el plano sensible al inteligible; dicho ascenso no será sólo intelectual, y no acabará como antes en la Idea del Bien sino en la Idea de Belleza. El motor de dicho ascenso será un impulso erótico y el objeto del amor la belleza.

IV. DIMENSIÓN ANTROPOLÓGICA DE LA TEORÍA DE LAS IDEAS

El dualismo ontológico "mundo sensible/mundo inteligible" tiene su paralelo en su antropología en el neto dualismo entre el cuerpo y el alma. Platón concibe al hombre como un compuesto de dos sustancias distintas: el cuerpo, que nos vincula al mundo sensible, y el alma con el mundo inteligible. El alma humana es superior al del cuerpo debido a que el alma es el principio de conocimiento y de bondad, pero más aún a que el cuerpo está sometido a corrupción y muerte mientras que el alma tiene un destino inmortal. Platón utiliza varios argumentos para demostrar la inmortalidad del alma, destacando el que se basa en la teoría de la reminiscencia: según Platón, no cabe tener una experiencia de conocimiento completamente original: cuando afirmamos que una proposición matemática es verdadera, por ej., no es porque la hayamos aprendido, es más bien porque recordamos las relaciones existentes entre las Ideas y que nuestra alma vio en el Mundo de las Ideas antes de encarnarse en nuestro cuerpo. La percepción del mundo sensible no puede servir de fundamento al conocimiento estricto y, puesto que poseemos tal conocimiento, éste ha de provenir de una experiencia anterior. Por tanto conocer es actualizar un conocimiento ya vivido, conocer es recordar.

Para Platón el alma es un principio que se mueve a sí mismo y es fuente de movimiento. Pero el alma destaca frente al cuerpo por otro aspecto más importante: nos iguala a los dioses y permite el conocimiento de las Ideas. Platón encuentra tres partes en el alma humana: la parte racional, representada en el mito del carro alado por el cochero; es la más noble y elevada, y su función es conocer intelectivamente y guiar a las otras dos; la parte irascible, representada por el caballo bueno y hermoso, símbolo del valor y la voluntad, se deja conducir fácilmente; y la parte concupiscible, representada por el caballo malo, difícil de guiar, símbolo del deseo y la pasión sensible inmoderados. El alma busca la liberación del cuerpo y en esa búsqueda practica la filosofía como aproximación intelectual al mundo que le es propio. La parte racional del alma debe intentar purificar al individuo de los apetitos sensibles, y le corresponde dirigir la conducta humana. El dualismo antropológico de Platón se caracteriza por mantener una radical escisión en el hombre: dirá que hay dos principios en el ser humano: el alma inmortal, lo más divino que hay en nosotros, principio de conocimiento y moralidad; y el cuerpo, origen de la ignorancia y del mal. Para Platón el cuerpo y las pasiones que se vinculan con él son responsables de todas nuestras desgracias y sufrimientos. La tarea más importante del hombre será por ello, la práctica de la virtud, basada en la renuncia a los apetitos corporales, y la práctica de la filosofía. La purificación moral e intelectual tiene como objeto que las almas se dejen guiar por lo que es justo y recto y de ese modo cumplan con su destino último, la morada divina, en donde preexistían.

V. CONSECUENCIAS DE LA TEORÍA DE LAS IDEAS EN ÉTICA Y POLÍTICA

a) La teoría de las Ideas de Platón implica la superación del relativismo moral de los sofistas: las Ideas de Justicia, Bondad, serán criterios para discernir lo bueno y lo justo, pues son ellas mismas valores. La ética de Platón tiende a averiguar lo que sea el Sumo Bien para el hombre, Bien en cuya consecución consiste la felicidad y al que se llega mediante la práctica de la virtud. Caben dos interpretaciones del Sumo Bien: la vida buena no puede ser ni el placer sólo ni la sabiduría sólo, sino una mezcla de ambos, pues el hombre no es ni pura animalidad ni pura inteligencia. Sin embargo, según otros intérpretes, Platón mantiene que el Bien absoluto para el hombre son las Ideas, cuya contemplación es la felicidad suprema. En este sentido, la virtud, como medio para acceder al Sumo Bien, desempeña una función análoga a la dialéctica como método para llegar al Mundo Inteligible. Mediante la práctica de la virtud se accede al Sumo Bien y, por tanto, a la suprema felicidad; la virtud es el estado del alma que le corresponde por naturaleza, y como el alma tiene tres partes habrá una virtud peculiar para cada una de ellas: a la parte concupiscible le corresponde la templanza, o continencia de los placeres; a la parte irascible, la fortaleza o valor, y a la parte racional la virtud de la sabiduría o prudencia que se encarga de regular la totalidad de las acciones humanas. La virtud del alma en su conjunto, es la justicia, entendida como armonía u orden entre esas tres partes. Junto con esta interpretación de la virtud, Platón mantendrá otra más intelectualista y más relacionada con la teoría de las Ideas: la virtud es el conocimiento de lo que es bueno para el hombre, o mejor, de la Idea de Bien, y se identifica esencialmente con la sabiduría o prudencia.

b) El rey-filósofo. Platón creerá que el hombre es un ser social por naturaleza; ello explica la aparición del Estado (la Polis). El individuo puede alcanzar su máxima realización en el Estado, pero para ello el Estado deberá ser perfecto. En el análisis del Estado, Platón utilizará una división tripartita análoga a su división del alma; el Estado es un gran organismo que tiene las mismas necesidades materiales y los mismos fines éticos que el hombre. A cada parte del alma le corresponde una clase social: a la parte racional la clase de los gobernantes, que son los filósofos; al alma irascible, la clase social de los guerreros; a la concupiscible, la de los artesanos. Los filósofos, cuya virtud es la sabiduría o prudencia, son los únicos aptos para el gobierno; los soldados, (su virtud es la fortaleza) deben defender y guardar la polis; los artesanos (su virtud es templanza) suministran los medios materiales que la comunidad necesita. El fin del Estado es la justicia, el cumplimiento del bien común para todos los ciudadanos, que sólo es posible cuando todos los elementos que componen la sociedad realizan su propia función. De entre todas las clases sociales destaca la de los dirigentes: para Platón, puesto que cabe el conocimiento del Bien (de las Ideas), es legítima la tutoría de los que han tenido acceso a dicho Bien (los filósofos) sobre el resto de los ciudadanos; el filósofo ha de ser el gobernante, o los gobernantes han de ser filósofos.

c) El "comunismo" platónico. Puesto que los filósofos deben buscar el bien general, con el fin de evitar tentaciones interesadas y distracciones inútiles no poseen propiedad privada alguna, ni mujer, ni hijos propios. También los soldados renuncian a la familia y a la propiedad privada. Sólo a los artesanos se le permite la propiedad privada (limitada y controlada por el Estado) y los vínculos familiares estables. En este Estado ideal sólo los mejores, una minoría muy selecta, ostentan el poder. Es un Estado de clara inspiración aristócrata. Finalmente, junto con la descripción de la sociedad ideal, Platón hace también una descripción y valoración de las formas reales de gobierno: existen cinco formas de gobierno; de la monarquía o aristocracia, por degeneración sucesiva, surgen las demás: la timocracia, la oligarquía, la democracia y, la peor de todas, la tiranía.

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